Así no hay quien viva...

Los reales y verídicos hechos que se detallan a continuación, le sucedieron a un familiar que compró un departamento de tres ambientes en el barrio de Almagro, en Buenos Aires, en noviembre del año pasado y en enero de este año lo alquiló (el sistema de alquiler temporario), para turistas extranjeros.
Según su relato textual (mail y telefónico) los hechos se sucedieron así;
Luego de la compra cambio de titularidad de todos los servicios; luz, agua, gas, teléfono, cable e Internet, expensas y los impuestos municipales y los puso en débito automático para que se paguen con tarjeta de crédito y/o el sistema de pago mis cuentas del banco donde tiene las tarjetas.
A partir del 28 de marzo comenzó el mal sueño o terrorífica pesadilla, estando un matrimonio colombiano con su hijo alquilando el departamento;

Teléfono:
El 23 de marzo, la compañía telefónica de teléfonos, da de baja su número de teléfono fijo. El 28 los inquilinos no podían ni siquiera recibir llamadas.
Al hacer el vigésimo reclamo y luego de gritar bastante, le informan que el cambio de titularidad, efectuado en diciembre, no se cargó en el sistema de la telefónica. Ergo, la antigua dueña de la línea (o sea la anterior dueña del departamento, por un motivo que desconocemos) fue a la compañía telefónica, pidió el traslado y se llevó la línea, que durante 5 meses pago mi primo con el sistema de cuenta control.
Para hacerla corta, ante los reclamos; nadie en la telefónica se hizo cargo, nadie dio la cara, nadie cargó en diciembre el pedido de cambio de titularidad, nadie, supuestamente, atendió a la ex dueña que vino a llevarse, su línea, (bueno tenía razón, era verdad seguía a su nombre) y por consiguiente nadie registró el pedido de traslado de la línea a una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires, pero sí se lo cortaron el 28 y ajo y agua, a llorar a la iglesia.
Ante la furia de los inquilinos, y la falta de respuestas, mi primo, tuvo que pedir una línea nueva, que se instalaría a los 21 días de ingresado el pedido a la telefónica(*), pero, a la semana, en la telefónica no había registros de hubieran cargado el pedido de la línea que se hizo por Internet y en forma ¡telefónica!!.

Pobre, se las vio negras moviendo cielo y tierra y apareció un amigo; un técnico de la telefónica que salió en su ayuda y en una semana le instaló la nueva línea telefónica. ¡Eureka!

En total los inquilinos estuvieron 22 días sin teléfono, por un error que nadie, pero nadie, cometió.

Internet;
En medio de la maraña de trámites por el teléfono, los inquilinos lo llaman para decirle que se quedaron sin Internet. “¿Pero cómo?, si es otro proveedor el del Internet y cable”. Preguntó mi primo. “Cable tenemos” le dijeron los inquilinos, pero no Internet, el módem no funciona. Llamados van y llamados vienen, desde el telecentro efectivamente se había cortado la conexión a internet en todo el edificio. Se desconectó una cajita en el techo, le dijeron. Tiempo total de visita de los técnicos y arreglo del incidente; 14 días.

Portero eléctrico;
Con los problemas de teléfono e Internet a punto de resolverse ya, los inquilinos, desde un teléfono público, le avisan a mi primo, con muy mal tono, que el portero eléctrico había dejado de funcionar. Bien, llamados a la Administración del edificio para preguntar que pasaba con los porteros y la respuesta no se hizo esperar, “Sí, estuvimos haciendo unos arreglos y se descompusieron todos los porteros, vamos a pasar unidad por unidad para arreglarlo. La semana que viene!”

El agujerito sin fin.
La misma Administración que mando un técnico a arreglar el portero eléctrico, decidió poner un pasamanos para el último tramo de escalera, el que sube a la terraza, y haciendo los agujeros para amurar el pasamanos, siguieron de largo con el taladro y agujerearon la pared del departamento, en el pasillo que va a la cocina, le quedó el agujero y se le cayó el revoque. El departamento se había pintado integro en diciembre. Un abogado se encargó de llamar a la administración y hacer la presión correspondiente para que taparan el agujero y arreglaran la pared en el término de 48 horas. Y lo arreglaron.

Y se arreglo todo en casi ¡45 días!, el teléfono, Internet, el portero eléctrico y el agujerito, previas cientos de llamadas y visitas al dpto. para arreglar los horarios con los colombianos.
Por supuesto que los inquilinos terminaron el contrato antes de tiempo y, violín en bolsa, se fueron no sin antes decirle unas cuantos cosas a mi primo.

Tal cual la serie de televisión, que fue muy popular aquí, “Aquí no hay quien viva”. Igualito, tan igual que hasta dan ganas de llorar. "Asi no hay quien viva", me dijo mi primo. "Te entiendo" le respondí.

¿Qué te pasó mi Buenos Aires querido?

(*) Aquí en España, la teléfonica instala la línea en menos de 48 hrs. comprobado in situ.