domingo, 15 de diciembre de 2013

Ventanillas



Cerrar la puerta con llave y partir. Ponerme en movimiento y dejar atrás la rutina de un año que termina. Cambiar el paisaje de cada día por otro que tenga la facultad de sorprenderme. Nuevamente la ventanilla de un avión (aunque también puede ser la de un tren, la de un bus, la de un coche o simplemente los pedales de una bicicleta), ha atrapado mis sentidos y experimento una agradable sensación de libertad, porque viajar me proporciona placer y alegrías, siempre vivo experiencias nuevas que rompen viejas ataduras, abren más mi mente y engordan mi alma. Me voy a buscar el calor del sur, nunca mejor dicho, calor familiar, calor de amigos, el calor del encuentro y de los afectos. El calor de mis orígenes y de mi tierra.



Madrid, primer stop en mi camino hacía el hemisferio austral, escala de un par de horas y nuevamente el pájaro de acero levantará vuelo con su gran corazón mirando el sur.



Hoy me despido con una cita que me ha venido a la cabeza, la leí hace tiempo pero me identifiqué mucho con ella: "No comprendo la existencia de personas que se levantan todos los días a la misma hora y desayunan en el mismo sitio. Si yo fuera rica no tendría casa. Tendría una maleta y a viajar siempre". Carmen de Burgos (Escritora y primer periodista profesional en España y en lengua española)



Hasta el próximo post, desde algún lugar de la misteriosa Buenos Aires…

lunes, 9 de diciembre de 2013

Los Sueños de Scot




La imagen lo dice todo; la tarjeta de mi nueva exposición de fotografías en el Centro Cívico Pati Llimona de Barcelona, desde el 12 de diciembre y hasta el 8 de enero. Si están por aquí los espero, les va a gustar.

lunes, 25 de noviembre de 2013

El síndrome Genovese



Haciendo limpieza de la biblioteca, encontré una carpeta con notas periodísticas y recortes de diarios de variados temas, entre todos ellos había una extensa nota que me llamo la atención; El caso Genovese, aquí un pequeño resumen;
En 1964, Kitty Genovese fue asaltada en plena calle y apuñalada hasta morir.
La joven se dirigía a su apartamento en el neoyorquino barrio de Queens, cuando se convertía en víctima de un asesino en serie.
En pleno ataque, el asesino se escabulló, ante el paso de un transeúnte, pero volvió inmediatamente para rematar a Kitty.
Al día siguiente del suceso, la prensa contó que el asalto a Kitty Genovese había durado más de 30 minutos.
Al menos, 38 personas presenciaron el ataque. Nadie llamó a la policía. Nadie intervino ni hizo nada por ayudarla.
Con el paso del tiempo este hecho se convertiría en un clásico de estudio de la psicología social.
¿Cómo se explica el comportamiento de esos testigos? ¿Qué pasó con esa gente, estaban adormecidos?
Experimentos sociológicos han terminado por definir el "síndrome Genovese" o "efecto del transeúnte testigo".
La inacción es compartida y suele ser contagiosa ante una situación de emergencia.
La responsabilidad de la intervención inmediata se traspasa, se delega. Si nadie está haciendo nada, es porque ya se ha hecho o porque no se puede hacer nada. Aunque haya quienes piensan en filmarlo para you tube.
Cuantos más testigos, menos probabilidades hay de que alguien tome la decisión de intervenir, ¿pero por qué? ¿por miedo ¿a qué?
El síndrome Genovese aparece en situaciones de peligro, fortuitas, especialmente radicadas en zonas urbanas, donde el individuo no puede descifrar correctamente lo que está ocurriendo.
Algunos artículos periodísticos decían que durante el ataque a Kitty Genovese, la mayoría de los testigos no veían lo que estaba ocurriendo y sí se produjo al menos una llamada a la policía.
Pero su dramatismo -el hecho de que suceda en plena calle ante decenas de personas- ha definido y explicado a la perfección un síndrome que los estudiosos de los comportamientos sociales han diagnosticado en varias ocasiones.
La situación de peligro disuade aún más de la intervención, diagnóstico evidente de esas responsabilidades transferidas por el inconsciente. Casi siempre este síndrome irrumpe, sobre todo, en sociedades y grandes urbes, muy preocupadas por la seguridad personal.
"El efecto del testigo transeúnte consiste en presenciar lo que está ocurriendo y no ser capaz de entenderlo y no actuar en consecuencia. Es la desconfianza ante los extraños y lo extraño, elevada a la enésima potencia, concluyendo que resolver una situación de emergencia es problema de otros."  Concluia el artículo
¿Han visto o sentido últimamente el síndrome Genovese, la responsabilidad delegada o el efecto testigo transeúnte?
En realidad, no tiene que ver necesariamente con una situación violenta en la calle,
podría consistir en leer las noticias, contemplar la injusticia política, económica y judicial; una dosis diaria, de manera clara y palpable y en nuestras propias narices
y cerca de nuestras puertas.
Deseo de todo corazón que mañana no nos toque a nosotros.

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