De encuentros en Estocolmo.

Martes, 4 de la tarde en el hall principal de la Central Station, llegó puntual, con una sonrisa de oreja a oreja, nos saludamos y de ahí en más, fue como si nos hubiésemos conocido hace años. Charla va, charla viene, anécdota va, anécdota viene, entre un ping pong de preguntas y respuestas nos fuimos caminando hasta la isla de Riddarholmen y nos sentamos a tomar un café. Enmarcados por una inigualable y espectacular vista del lago Malar, el Ayuntamiento y la avenida Malarstrand Norr con sus impecables fachadas, hablamos de nuestras cosas, nos reímos, sacamos fotos en las Ever Taubes Terrass y cuando se levantó el viento frio y las nubes cubrieron todo el sol, partimos nuevamente para la T Centralen, nos tomamos otro café y mientras disfrutábamos de unos muffins de infarto, hablamos de proyectos para los próximos meses, viajes y muchas cosas más, hasta que llegó el momento de la despedida. Cada uno fue en una dirección, a tomar un metro distinto, ella para su casa yo para el hostel. Fue un encuentro maravilloso. Me quedé con ganas de más, de seguir hablando y seguir charlando de Buenos Aires, de Estocolmo, de Madrid, de la vida, de las alegrías y las tristezas, de los blogs, por qué sí, gracias a ese diálogo virtual, a ese ida y vuelta de la comunicación vía la red, es que pudimos encontrarnos en Estocolmo con Natalia y tengo la plena seguridad que este día nació una hermosa amistad, con una amiga de hierro para toda la vida.

Muchas gracias Nata!