Había una vez… un circo!!!

En este viaje a Argentina (fines de junio/mediados de julio) pasé mucho tiempo en Santa Fe con mi familia, realmente lo necesitaba. Estuve cocinando, leyendo cuentos con mi sobrina, almorzando y cenando con familiares, paseando, tomando pavas de mates amargos, también tomando helados, mirando películas, charlando, chusmeando de los lindo con mi madre, con mi hermana, con mi vecina y muchas, pero muchas cosas más.
Justo coincidió mi viaje con las vacaciones de invierno del colegio de mi sobrina, así que en esas dos semanas lo pasamos a lo grande y una tarde, hicimos una actividad que hacia años que no hacia, ir a una función de circo. Junto con la vecina de enfrente de casa, mi sobrina y mi hermana nos fuimos al circo Real. Hacía mucho frío y fuimos para la función de las 17,30 hrs. nos sentamos los cuatro muy orondos y comenzó el espectáculo (sin animales, porque están prohibidos); magos, malabaristas, payasos, equilibristas, ilusionistas, rayos láser, Barney y sus amigos, acróbatas en las alturas, bailarines, ciclistas, trapecistas y muchos más.
Me sentía muy emocionado, hacia años (y unos cuantos) que no iba al circo (desde que era así de chiquitito!! Jajajajajaj), los cuatro nos reíamos y nos asombrábamos al ver los equilibristas en las alturas haciendo piruetas y volando por el aire sin red abajo. Sonaban los aplausos y los flashes de las fotos.
Todo muy lindo hasta que vino un payaso y… ¡me invitó a subir al escenario!! ¡Sí, como están leyendo, a mí y a cuatro más del publico!! Horror de los horrores, todo el mundo se reía a carcajadas, y todavía no habíamos comenzado a hacer nada!! Estábamos parados arriba del escenario y con una alta dosis de pánico escénico! Mi hermana, sobrina y amiga se destornillaban en la butaca y encima me sacaron fotos.
Para hacerla corta, porque aún ahora me acuerdo y me da vergüenza, nos hicieron bailar arriba del escenario de a uno. Tuvimos que seguir al payaso en sus pasos y gestos y después, bailar todos juntos, hacer unas cuantas monerías más. Para terminar nos hicieron sentar en banquitos, cruzados; cada uno debía apoyar la cabeza en las piernas del otro y cuando terminamos, el payaso nos sacó los cuatro banquitos, se fue del escenario y quedamos en el aire, descompuestos de risa hasta que nos caímos al suelo los cuatro y ahí todo el circo se reía a carcajada limpia!! Nos paramos, el payaso nos saludó, nos agradeció la participación y nos fuimos a nuestros asientos en medio de aplausos. En fin lo que se dice, tuve mis 15 minutos de fama, en el escenario de un circo!!!
Había una vez… un circo que alegraba siempre el corazón…