martes, 4 de mayo de 2010

Pueblos olvidados...


En agosto del año 2007, acompañamos a mi amigo Carlos, quilmeño él, hasta el municipio de Villamanin ubicado en la montaña central del norte de la provincia de León, siendo su acceso principal a través de la carretera N-630, que comunica la meseta con el Principado de Asturias.
El municipio se inicia, de sur a norte, en el propio pueblo de Villamanín, distante 46 km. de León y finaliza en el mismo alto de Pajares, a 1.379 m., en la puerta de Asturias.
El motivo del viaje; visitar el pueblo donde había nacido su abuelo, allá por el 1908, Viadangos de Arbas, a 8 km de Villamanin y pedir una copia de la partida de nacimiento de su abuelo, para hacer los papeles de ciudadanía.
Carlos se había contactado telefonicamente y le habían dicho que en la época de la guerra se había destruido todo y que tal papel ya no existía. Sólo quedaba la posibilidad de hablar con el cura de Villamanin y preguntar si en la Iglesia tendrían registrado el nacimiento de su abuelo. La respuesta fue negativa, no había ningún papel, niungún libro, nada que certificara el nacimiento de su abuelo en aquel paraje de alta montaña.
Esto sirve de introducción para hablar del tema del post que son los pueblos olvidados, o para decirlo de otra forma, los pueblos que se estan quedando sin habitantes y se transforman en pueblos fantasmas.
Cuando esa tarde fuimos hasta Viadangos de Arbas, nos pusimos a hablar con la gente, en realidad con la poca gente que habitaba el pueblo; eran en esa época 12 personas las que vivian en forma permanente, cuyo promedio de edad era de 65/70 años, y, en invierno, quedaban solamente 5, las cuales salían de sus casas por una puerta en los techos, porque la nieve tapaba prácticamente todo el primer piso, según contaban.
Una de las anécdotas que me quedaron grabadas (ya que contaron muchas); era que, en el pueblo no hay almacén, ni negocio, ni comercio, ni un bar, ni nada que venda nada. Pero sí pasaba una camioneta-almacén ambulante todas las mañanas vendiendo el pan, la leche, el vino y la carne. Sino le compraban a la camioneta, tenían que coger el auto y bajar hasta Villamanin a comprar cosas. Lo mismo sucedía con la derruida iglesia (cuya llave para entrar la tenía una de las mujeres del pueblo) no tenía cura, un cura de León pasaba de vez en cuando a dar una misa.
Todo esto me resultó tan… no sé como decirlo, muy triste y hasta incomprensible.
En un momento de la charla, estas personas nos pidieron que "por favor nos quedásemos a vivir en el pueblo", porque necesitaban gente, sí, como están leyendo.
Ellos sostenían que cuando muriesen, no iba a quedar nadie y el pueblo se “cerraría” , se quedaría vacío, lo taparía la nieve y la maleza y pasaría a ser uno más de los tantos pueblos fantasmas que hay en toda España. Terrible.

Hoy justo terminé de leer LA LLUVIA AMARILLA de Julio Llamazares, que es la historia de Ainelle, un pueblo abandonado en el Pirineo aragonés. Y es la historia de Andrés, su último habitante. A principios de los sesenta el pueblo se vacía, de los pocos habitantes que aún permanecían en Ainelle, sólo quedan Andrés y su mujer. Pero esta muere trágicamente y sólo queda el hombre para vigilar las calles vacías, dueño absoluto de un pueblo tomado por el silencio, las ortigas y la soledad. Ante sus ojos las huertas se pierden, las casas se derrumban, el óxido del tiempo, el olvido y los fantasmas lo invaden todo. La habilidad del autor para transmitirnos esa sensación de completo abandono, de soledad, de silencio en el que sólo se percibe el avance de la ruina de las casas y las calles, es alucinante. La historia de supervivencia y fidelidad del viejo Andrés a su pueblo y a la memoria de su casa es escalofriante y le pone a uno la piel de gallina. El libro lo devoras, pero en forma proporcional la angustia te invade a media que avanzas en sus páginas. Magistral.

Y la lectura de esta novela de ficción, que para mi es realidad pura y dura, me trajo a la memoria ese viaje por aquel pueblo en la alta montaña.
Sé que Carlos tuvo correspondencia con una mujer del pueblo, pero al año dejo de recibir las cartas y no tuvo mas noticias.
¿Qué será hoy de la vida de Viadangos de Arbas? Quizá haya quedado un solo habitante, como el libro de Llamazares o quizá haya mas gente viviendo, espero que sí.
Algún día viajaré de vuelta hasta allí para sacarme la duda.










Fotografías del pueblo Viadangos de Arbas. Municipio de Villamanin. Provincia de León.

3 comentarios:

Gera dijo...

Es increible el tema de los pueblos olvidados y la tristeza que da.
Que te hayan invitado a quedarte a vivir!!! Que impresion!

Mariana dijo...

QUe interesante esto que contas. A mi siempre me dio tristeza porque a mi me gustan los pueblos chicos y no entiendo porque tenemos esta cosa los humanos de pensar que la museria la vamos a sentir menos si vivimso todos amontonados en una city. Pero por otro lado me causan un poco de intriga... cuando estuvimos en ARG uno de los viajes pasados, salimos con el auto a recorrer algunos pueblos de la PAtagonia que antes recibian al tren y hoy en dia el tren no anda mas entonces los pueblos estan abandonados o en vias de... con esas casas viejas, con tantas historias... yo queria sacar fotos pero me invadio una soledad horrible. Al principio me decia... que feliz vivir aca sin vecinos! sin nadie que te rompa las bolainas! tranqui... en chancletas a la calle... pero a medida que caminaba me hundia mas en el polvo de las calles sin vecinos...no se. Rarisimo. A mi me da lastima que estos pueblos se queden solos porque me da la sensacion que la gente que hizo los esfuerzos supremos por poblarlos y que vivieron tanta cosa ahi, nacer y morir, van a quedar olvidados tambien.

Omar Magrini dijo...

Gera; sí impresiona ver que esa gente esta viendo que no tienen futuro en ese lugar y resisten.

Mariana; cuano trabajaba en Buenos Aires y recorria el pais, una vez en un viaje me toco ir hasta Ingeniero Jacobacci en la provincia de rio negro, y , desde que el tren dejó de pasar, el pueblo se fue muriendo de a poco, no habia nada, algunas casa y nada más, se habia quedado aislado de todo, la mayoria de la gente se habia ido y solo quedaban personas grandes que no querian dejar su casa y su tierra. La sensación de soledad era terrible y sobre todo con el invierno crudo y duro.
Gracias por tu comentario.

Saludos y muy buen fin de semana.
Omar

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