"La concejala antropófaga"

Para quienes hayan visto la película “Los abrazos rotos”, el último film de Pedro Almodóvar, recordarán seguramente las escenas en las que aparece Carmen Machi junto a Penélope Cruz, que son, a mi gusto, las mejores situaciones cómicas planteadas en el guión.

Tras treinta años, Almodóvar regresa al cortometraje con “La Concejala antropófaga” un monólogo a la medida de Carmen Machi, para mi, la mejor actriz cómica de España. Dicho monólogo, divertido, incorrecto, atrevido y con todas las letras, espectacular e imperdible, es un capricho nacido durante el rodaje de "Los abrazos rotos", su última película, que nada tiene que ver con el tono de la historia.
Véanlo, no se van a arrepentir. Espero que les guste.

Secretos del Castillo de La Mota, Medina del Campo.

De regreso desde La Coruña y cuando sólo faltaban 160 km para llegar a Madrid, decidimos hacer un alto en el camino (Autovía A-6) y conocer el Castillo de La Mota en Medina del Campo, Valladolid, pleno corazón de Castilla y León. Este imponente castillo se ve desde la autovía durante varios kilómetros. A continuación un pequeño resumen de la rica historia que guardan sus imponentes muros.

Asentado en una elavación del terreno (la mota) donde después se edificó el castillo, estuvo una fortaleza celtibérica y a su amparo un núcleo de población denominada ya es tiempos históricos, Sarabris ó Sarabriga. Después hubo una "castra" romana e hispano-romana. La tradicional leyenda atribuye la construcción del Castillo de la Mota, en plena Edad Media, al legendario Andrés Boca, en la época de Alfonso VIII. Está construido de ladrillo rojo macizo, símbolo de la tradición mudéjar. Se construyó en el siglo XIII, durante el reinado de Juan II de Castilla por Fernando Carreño, en 1.440 y entregado por el Duque de Alba a los Reyes Católicos a los pocos días de la coronación de la Reina Isabel I, en Segovia. Es restaurado ampliamente por estos en 1.483 a cargo de Alonso Nieto y los alarifes moros Ali de Denia y Abdalá de Lerma. Fue reformándose por Enrique IV y los Reyes Católicos, en el siglo XV, quienes permanecieron en La Mota aproximadamente cinco años, de 1.475 hasta 1.480, siendo construida en esta época la Torre del Homenaje. A partir de aquí se convirtió en fortaleza y prisión de Estado, en él estuvieron detenidos entre otros célebres personajes de la historia, César Borgia, el hijo del papa Borgia Alejandro VI, duque de Valentinois, quien se fugó en 1.506 y Hernando Pizarro, hermano del conquistador, que estuvo en prisión 18 años.En 1.504 vivió la princesa Doña Juana junto con su madre Isabel hasta primeros de marzo del mismo año.Los primeros proyectos para su restauración fueron hechos en 1.942.
En el patio de armas se han reproducido la portada del Hospital de la Latina de Madrid; la escalera de honor también análoga, y el artesanado mudéjar de la Sala de Honor, es copia de uno de los del Palacio de la Ajafería de Zaragoza.
La figura de planta es trapezoidal y consta de dos recintos, dispone de foso en todo su exterior y la puerta se protege por dos torreones o cubos.
Antiguamente existía, según las últimas excavaciones que se están realizando, un tercer torreón en el centro de ambos, delante del puente levadizo, protegiendo de la artillería la puerta de entrada.El segundo recinto, mucho más sólido, tiene muros de gran altura y fuertes torreones en los ángulos, destacando la Torre del Homenaje por su altura, aproximadamente cuarenta metros, que tuvo antiguamente otro cuerpo.
De obligada visita por su escultural monumentalidad, envergadura y belleza. Entrada gratuita.

Mientras recorría sus estancias, me vino a la memoria que la reina Isabel La Católica, murió en el Palacio Real de Medina del Campo a escasos cientos de metros de este Castillo. Pero esa es historia para otro post.Fuente; Guía turística de Medina del Campo.

Fotos de ariba hacia abajo:

Frente del Castillo de La Mota.

Puerta principal, puente sobre el foso.

Portada interior en el patio de armas.

Patio de armas y torre del homenaje.

Vista panorámica del Castillo con el foso que lo rodea.

El castillo y yo.

Torre del Homenaje y el escudo de la puerta principal.

Ganas de Galicia, La Coruña.

La frutilla del postre, La Coruña, el último punto de este viaje por el noroeste de España en cuatro días. En agosto del 2007 visitamos La Coruña y en ese momento ya escribí un post sobre esta hermosa ciudad. Recuerdo que en aquel viaje, me metí en al agua en una playa, frente al hotel donde estábamos parando, creo que se llamaba Adormideras y el agua estaba helada! Y ahora también, pero no intente ni siquiera mojar el pie, ya de solo verla me daba escalofríos.
Me gusta mucho esta ciudad, sus edificios, sus playas, su costanera, su costa rocosa, sus acantilados, la callejuelas de la ciudad vieja, el puerto, la plaza María Pita, la torre de Hércules, su hipercalórica gastronomía, sus bares típicos, los grupos escultóricos del paseo marítimo (Puertas, Menhires, Hércules, Caracola, Caronte, Breogán, Guardianes, Rosa de los Vientos, Gladiador romano) y edificios intreresantes ( Castillo de San Antón, Torre de Vigilancia Marítima, Hospital Militar, Domus, Acuarium Finisterrae), contorneando las playas del Orzán y Riazor. Ha supuesto una nueva mirada de la urbe hacia su fachada atlántica. En fin, la ciudad tiene una gran cantidad de atractivos turísticos que la hacen única. Me encantaría tener un apartamento en un último piso con vista al mar en la zona de la Torre de Hércules, ese mar azul es impresionante.
Capítulo aparte en el viaje de vuelta a Madrid la provincia de Lugo, sus montañas y sus viaductos, altísimos puentes, kilómetros de autopistas entre montañas escarpadas llenas de bosques y pueblitos en sus laderas, todo un descubrimiento. En varios puntos, la autopista, en plena montaña, se cruza con el sendero de los peregrinos del camino de Santiago y gente caminando o en bicicleta. El poder de la fe.

Próxima parada, El Castillo de la Mota, en Medina del Campo.

Fotos de arriba hacia abajo:
La Torre de Hércules.
Playa de Orzan.
Menhires.
Fuente en el Paseo Marítimo.
El mar.
La torre de Hércules y la rosa de los vientos.
Pueblos en las montañas de Lugo.
Autovía A-6, La Coruña-Madrid, viaductos y molinos de viento.

Ganas de Galicia; Sanxunxo. Pontevedra.

Salimos de Ourense el sábado a la mañana, con lluvia y mucho frío y luego de hacer aproximadamente 150 km llegamos a Sanxenxo a 18 km de la ciudad de Pontevedra y frente a la ría de Pontevedra. Llegamos y nos instalamos en un hotelito frente al mar. Seguía todo gris y encapotado, pero, había parado de llover, salimos al balcón y nos agarró una angustia, sí, de veras, veíamos esa espectacular playa y no poder bañarnos… Pero en fin, para no desaprovechar la tarde salimos a caminar por la costanera y por el muelle deportivo, por cierto, nuevo, creo que tiene cuatro o cinco años, quedamos sorprendidos por la magnitud y envergadura de los yates amarrados y por todo el centro comercial que esta montado en el puerto, a todo lujo.
Según nos comento la dueña del hotel, a Sanxenxo la llaman la Marbella del Norte y creo que no están errados en el concepto y no solo por el puerto, sino por todo el contexto.
Si esa playa nos gustó, las otras que vimos siguiendo por el camino de la costa, ya con sol pleno y el cielo azul, nos encantaron. Lugares realmente bellísimos con unas playas espectaculares. De todo el camino de la costa me quedo con la playa de La Lanzada, que tiene como una pequeña península de roca que se mete en el mar y allí arriba hay una pequeña Iglesia, (donde se iba a llevar a cabo un casamiento, ese sábado a la tarde), el lugar tiene todo el encanto, toda la magia (me recordó aquella escena del casamiento en Mamma Mía! cuando se esta por casar la hija de Meryl Streep) y el agua tiene un color esmeralda que dabas ganas de tirarse y nadar.

Y el otro lugar es la isla de La Toja, una pequeña isla con tres hoteles de superlujo, (en uno de ellos, un complejo y balneario de aguas termales) cuatro barrios, uno cerrado, con los jardines llenos de hortensias azules, un bosque lleno de pinos y un campo de golf, aquello era realmente, ¡¡el paraíso!!! con vista abierta a la ría por todos lados.

En realidad toda la ruta de la costa; con sus hoteles frente al mar, sus viñedos, sus acantilados, con esas playas de fina arena y ese mar turquesa, son lugares de ensueño, espectaculares.

Prometimos volver el próximo verano para disfrutar esas playas.
No me imaginaba encontrar un lugar así en el noroeste del país, sabía que había lugares muy lindos, pero Sansenxo superó ampliamente mis expectativas. Sí tengo algo que objetar, la temperatura del agua, apenas pude poner un pie y ¡estaba helada! Sólo un detalle. Pero vale la pena llegar hasta Pontevedra y conocerlo; y por supuesto, a la noche un plato de pulpo a la gallega, con papas y mucho pimentón, un vaso de Albariño bien frío y a dormir.
Próximo destino La Coruña.

Fotos de arriba hacia abajo:

Sanxenxo.

Estatua gigante en el Puerto.

Playa de La Lanzada.

Iglesia de La Lanzada.
Paseo marítimo isla de La Toja.

Puerto deportivo.

Playa de Silgar.

La madama de Silgar.

Ganas de Galicia. Ourense.

Eso es lo que sentimos profundamente estos últimos días. y decimos hacer el viaje de 4 días y medio comenzando con el viernes por la tarde. En realidad el lunes tenemos que hacer unos trámites en un juzgado de La Coruña, y decidimos sumarle un par de días más para hacer un fin de semana largo y aprovecharlo mejor. Vamos a sacarle el jugo al fin de semana y así recorrer un poco. La idea era hacer un poco de playa, pero la lluvia y las bajas temperaturas lo impidieron hasta ahora, (sábado a la noche cuando escribo este post) por más que después salió un poco el sol, pero hace frío para meterse en las frías aguas del Atlántico Norte.
Primera parada del viaje, Ourense. Llegamos ayer viernes a las siete de la tarde después de casi seis horas y media (508 km) de manejo desde Madrid.
Orense (en gallego y oficialmente Ourense) es la capital de la provincia de Orense, en Galicia.Es la tercera ciudad gallega, tras Vigo y La Coruña, por población, y está situada en el sureste de Galicia, el río Miño pasa por esta ciudad.

Historia.

Bautizada por los romanos posiblemente como «la ciudad del oro» (Auriense) por su enorme abundancia de este metal, fue una importante ciudad de la provincia romana de Hispania hasta que se agotaron sus reservas del apreciado metal dorado, que se podía encontrar en el curso del propio río Miño.

También se postula que el nombre de la ciudad proviniera del latín aquae urente (aguas abrasadoras), o del germánico warmse (lago caliente), por sus conocidas fuentes de aguas termales, actualmente conocidas como Burgas (nombre derivado del bajo latino burca, que significa pila), que salen a temperaturas entre los 60 y los 100º. Aparte de estas fuentes termales, hay más repartidas por la ciudad. Destacan por ejemplo, Burgas de Arriba, de Abajo, el Surtidero y las termas de A Chavasqueira, de uso público y gratuito.

Después de la dominación romana, Orense siguió siendo una ciudad importante debido al puente sobre el río Miño, cuyos pilares todavía son romanos y que ha sido reconstruído múltiples veces a los largo de la historia. Esta situación estratégica hicieron de la ciudad un importante núcleo comercial desde la Edad Media, y favoreció su crecimiento una vez llegado el siglo XX. La construcción, en 1860, de la carretera nacional Villacastín-Vigo y las nuevas líneas férreas provocan un período de crecimiento de la ciudad y del casco urbano, construyéndose un nuevo puente y nuevos barrios a su alrededorSe produce un vacío tras las incursiones árabes y normandas del siglo X y XI, tras el cual, se inicia una lenta recuperación. En el 1084, el obispo Ederonio restaura la Catedral sobre las ruinas de la antigua, aunque poco tiempo ejerció su labor, pues en 1188, ya se consagra la nueva. Doña Teresa de Portugal concede la jurisdicción de la ciudad al obispo y a sus sucesores en 1122, ostentándolo hasta 1628.
Siguiente parada, Sanxenxo, provincia de Pontevedra, un hotelito frente al mar. Hasta la próxima.

Fotos de arriba hacia abajo

Balcón Plaza Mayor.

Típica Señora de la aldea.

Catedral.

El río Miño y sus puentes.

Puente Romano.

Puente Nuevo.

Puente Romano.

Ciudad de Ourense.

Plaza Mayor.

¡Sandías cuadradas!

Recuerdo que cuando era así de chiquitito, todos los sábados, mi madre compraba una sandía en la feria callejera que estaba a 4 cuadras de casa. Aun tengo la imágen de mi padre acarreando una sandía en sus manos y mi madre, a su lado, con los bolsos llenos de verduras para toda la semana. En aquel tiempo, en mi Santa Fe querido, las sandías eran grandes, ovaladas (o redondas) y recubiertas por una cáscara overa en distintos tonos de verdes y marrones. La sandía en cuestión se cortaba en dos mitades y se la guardaba en la heladera para comerla después que toda la familia se levantara de la siesta y cuando digo todos, éramos todos sin excepción, ya que en aquel tiempo y sobre todo en verano, aquellos tórridos veranos santafesinos, dormir la siesta era sagrado. (Lo mismo que tomar sopa)
Cuando nos levantábamos, comíamos la sandía fría, con esa pulpa roja media arenosa, sus semillas negras y ese jugo que te chorreaba por todos lados y te dejaba todo pegajoso. Tengo que reconocer que era un placer, después de levantarse medio atontado por el calor, comerse un rebanada de sandía fresca, los cuatro sentados en el patio a la sombra, luego sí, cada uno con sus actividades, mi madre a la cocina, mi padre al taller mecánico de a la vuelta de casa y nosotros a jugar.
Teníamos prohibido comer sandía y después ir a la pileta de Carina, la vecina, nos decían que se podía endurecer en el estómago y ahí nomás nos quedábamos fritos. Nunca supe si era verdad o mentira, pero por la dudas nunca lo puse en práctica.
Y el domingo a la tarde, se repetía el ritual con la otra mitad que había quedado.
En fin, recuerdos de aquellos buenos viejos tiempos.
¡Cómo cambió todo y tan radicalmente, que hoy, hasta las sandías vienen cuadradas! Sí, miren la foto y si no me creen, péguense una vuelta por la verdulería que está a media cuadra de la plaza Chueca, sobre la calle de Barbieri, en pleno centro de Madrid y después me cuentan.

¿Qué sexo mantuvo el filete que te comiste?

La pregunta suena rara, ¿no? Más bien debería ser algo así, (pero no entraba en espacio para el título del post) ¿qué sexo mantuvo el animal dueño del filete que te estás comiendo?

Por extraña y delirante que suene la pregunta, más extravagantes todavía fueron las declaraciones de Nicolas Cage (Premio Oscar al mejor actor por “Leaving Las Vegas”) que hizo en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia, hace unos días atrás, donde fue a presentar la película “Bad Lieutenant: Por of Call New Orleans”, en dicho film, personifica a un policía corrupto y drogadicto.
Habló de muchos temas para un periódico español y cuando el periodista le preguntó si le gustaban los animales (porque había contado la anécdota que había aparecido en el rodaje con una serpiente de dos cabezas) textualmente respondió lo siguiente:

…”Los adoro a todos. Peces, pájaros, ballenas, reptiles, insectos… De hecho, mi dieta, mi publicista se va a volver loco cuando cuente esto, se basa en la dignidad de los animales cuando practican sexo. Hay una dignidad en la forma que lo hacen los peces, los pájaros… Pero los cerdos no la tienen, así que no como cerdo”.

Nunca me puse a pensar en algo así, pero creo que ya es el momento de hacerlo. A mi gusta el arroz con bogabante y el pulpo a la gallega, ¡no quiero pensar cómo y con quién lo harán!
En fin, como dice un viejo dicho popular, “gustos son gustos”, dijo una señora entrada en años mientras se comía un m… recién extraído de su prominente nariz.

¿Compra? Usted le pone el precio.

-¿Quiere un par de zapatos, un cinto o una cartera?

-Esa billetera que esta allí. ¿Eso cuesta? (pregunta la señora asustada)
-Póngale usted el precio que considere justo. Nosotros le decimos sí o no.

Hay comerciantes que apelan a al ingenio para poder vender en tiempo de crisis y de pocas ventas.
Al menos eso es lo que interpreto leyendo el cartel puesto en vidriera de una marroquinería de la calle López de Hoyos de Madrid.

Por lo que pude ver desde afuera, algunos artículos tenían precio, otros no. Habrá que ir, entrar, regatear y ver que pasa.

HOTEL DE MONTAÑA, mi nuevo libro.

Luego de meses de escritura, re-escritura y correcciones, por fin sale a la luz mi segundo libro Hotel de Montaña.

El nuevo texto es una antología de cinco obras de teatro, una de las cuales, Al ingrato que me deja, se estrenó en Buenos Aires en el año 2003, dirigida por Marisa Gómez en el Teatro Fray Mocho y bajó de cartel dos años después en el Teatro El Vitral del circuito denominado off-Corrientes.
A diferencia del libro anterior, La Silla Vacía, ésta recopilación de obras se editó e imprimió en Buenos Aires y sale a la venta por internet a partir de hoy 2 de septiembre, en sus dos versiones papel y en descarga de archivo en PDF.

A modo de sinopsis, les puedo contar que hay hilos conductores que se mantienen constantes a lo largo de las cinco obras y que son las siempre conflictivas relaciones humanas; donde los afectos, la soledad, la demencia, el odio, el sexo, la infidelidad, las pasiones ocultas y hasta la sangre luchan cuerpo a cuerpo para ocupar el centro de la escena. Sin embargo dentro de ese clima de pesadilla y claustrofobia, tal vez quede alguna esperanza para encontrar el amor que devuelva al lector/espectador la esperanza perdida.

Agradezco a Walter Telesca por el aguante y por la paciencia. Manejarnos por mail, a ambos lados del charco, con todos los archivos que iban y venían, las correcciones, las fotos y todo lo que lleva a la edición y puesta a punto de un libro no fue fácil, pero nació la criatura y aquí está:

http://www.wgtcomunicaciones.com.ar/pr_ximos_libros.html

Muchas gracias también a Marisa Gómez, a Gerardo Fontenla y a Agustin Barroso.