sábado, 21 de septiembre de 2013

Como un pez



Hoy 21 de septiembre comienza el otoño y tengo una dosis de ansiedad más alta de lo normal. También tengo la sensación claustrofóbica de encontrarme en medio de un túnel largo, oscuro, húmedo y demasiado alejado de la luz. La cabeza embotada, lenta, densa de pensamientos negros y a punto de estallar. Definitivamente, hoy no tengo el mejor de los días, he caído en las redes de las energías negativas, volátiles e invisibles pero presentes a pesar de todo. Ni la presencia del mar ha podido persuadirme de que hoy es un gran día. No, no lo es.



No estoy pisando fuerte por el camino de la vida o por el camino de los sueños. Ando más en el futuro inexistente, con esperanzas apagadas, que en el presente, entre otras cosas porque se me hace más llevadero estar ahí colgado de una ilusión, aunque sea por un instante, por mas imperceptible que sea y dure lo que dure.



Hoy tengo sed de naturaleza, necesidad imperiosa de largarme del gris asfalto y de los altos edificios llenos de balcones sin plantas y de ventanas son flores. Hoy tengo ganas de salir corriendo y perderme en campo magnético del bosque. Cargar pilas, desconectar, huir y respirar con normalidad. Y siento demasiado pesada la falta de libertad que me obliga a permanecer aquí un par de días o de semanas o de meses. Aunque quizá un lustro o dos vidas prestadas.

No son buenas las ataduras para el alma.



Así que aquí estoy poniendo mi brújula en cero una vez más, un poco perdido. La verdad, debo haberme levantado con el pie izquierdo. También pienso que en estos días de transición, entre una estación y otra, se me están estirando demasiado, más de la cuenta, y todo tiene su límite, claro, y el mío ya está a punto de llegar a su nivel máximo.Veitisiete horas y media por día nadie lo soporta.

En definitiva, me siento un poco cargado, estresado, rallado, cansado a nivel mental, que no físico ya que aún puedo caminar de la habitación al baño, a la cocina y al jardín a jugar al ajedrez.
¿Dónde está escondida la magia de los cuentos? Ya no veo fuegos artificiales ni poesía. No veo.

Me siento como un pez fuera del agua, exactamente así.



(Fragmento del mi cuento La Ventana Gris)

4 comentarios:

Hisae dijo...

No culpes al bello otoño, querido amigo. Somos los humanos que nos empeñamos en no sentirnos bien con lo que tenemos. Ya verás como se pasa, como se pasará el otoño...

Mis abrazos.

Omar Magrini dijo...

Estimadisimo amigo Hisae, tanto tiempo! Es un honor y una alegria recibirlo por el Globo! El post es ficción,forma parte de un cuento. Al contrario yo no veo las horas de que llegue el otoño, mi estación favorita.
Un fuerte abrazo y gracias por tu visita. Pasare por tu casa a saludarte.
saludos!

Hisae dijo...

Amigo Omar... me tranquiliza saber que sólo es un cuento... ¡con lo bello que es el otoño!
Ojalá el cuento tenga un final feliz.

Mis abrazos

Omar Magrini dijo...

Estimado Hisae, gracias por pasar a visitarme nuevamente. El cuento tiene final feliz, a pesar de lo gris que parece el fragmento.
Un fuerte abrazo!

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