Luego de una intensa semana recorriendo Oslo, la capital de Noruega, puedo darme el gusto de escribir mis impresiones sobre esta ciudad escandinava, que me dejó gratamente sorprendido y sin habla en muchos aspectos.
Esta reflexión final concuerda y mucho con la que escribí el año pasado luego de visitar Estocolmo, Suecia.
Comencemos por el principio.
El paisaje urbano nórdico es extenso. La población opta por un modelo de urbanismo disperso: centros de ciudad ajardinados y repletos de ofertas culturales y alrededor, en círculos concéntricos, se asienta la población en casas unifamiliares acondicionadas para el rigor climático y las bajas temperaturas. Oslo es el ejemplo más claro de ello. Alrededor de la arteria principal, la Karl Johans Gate, se produce la actividad de los diferentes sectores: el político con el ayuntamiento o Radhus como centro más evidente, la zona del puerto con su amplia zona gastronómica, de ocio y esparcimiento, el religioso con la catedral o Domkirke, construida en el siglo XVII, el universitario, el cultural con sus museos, salas de exposiciones, teatros y Opera y el monárquico, con el Palacio Real como edificio más representativo. La monarquía es una de las instituciones más idolatradas por el orgulloso pueblo noruego.
Oslo es una ciudad donde se prioriza el estudio y el aprendizaje. Centros culturales y educativos se puedan observar por doquier.
Y la gente, como dice la guía de viajes, pareciera que vive en el siglo XXIII, no solo por el nivel de vida, sino por el concepto de respeto y cuidado a su propia sociedad, al semejante y a la naturaleza.
Si hay algo que me llamó la atención es la limpieza en sus calles veredas, parques y paseos, simplemente brillan, y sobre todo la limpieza del agua de mar; en el puerto donde están amarrados los veleros y barcos, donde entran y salen los ferries, no se ve una sola mancha de aceite o combustible, ni una hoja, ni un papel; nada. En los canales aledaños se ven las medusas y hasta el pedregoso fondo. Absolutamente nada se tira al mar. La protección del medio ambiente, es prioridad de toda la sociedad. Todas las casas tienen baño químico, porque como ya dije, no se puede verter nada al mar. El mismo sentimiento ecológico se aplica con el cada vez mayor uso de los autos eléctricos, en varios puntos de la ciudad hay playas de estacionamiento de coches enchufados cargándose.
Respecto de la ropa; cada uno se viste como se le da la gana, de manera casual y la constante; nadie mira a los demás que tienen puesto, la gente anda por la calle vestida con ropas prácticas, funcionales y cómodas acorde a la temperatura. Zapatillas, botas, vaqueros, camisas sueltas, remeras largas, camperas superpuestas, bufandas. Es muy común ver temprano por la mañana mucha gente yendo a su puesto de trabajo, con un café en la mano, o comiendo una fruta o un sándwich, o ver contingentes de adolescente rumbo al colegio, comiendo panes con dulce por la calle, bollos artesanales, fruta o yogurt (algo realmente impensable aquí en Madrid). Y señores trajeados con maletín o mochila, sobre la espalda, en bicicleta. La ciudad es un enjambre de líneas de metro, buses y tranvías, (y ferries con distintas conexiones) que te llevan y te traen a cualquier punto de la ciudad, pero aun así, mucha gente opta por la bicicleta, en todas las esquinas están los estacionamientos.
Un tema aparte con el alcohol, es carísimo y su venta esta regulada por el estado, lo venden en tiendas especializadas y esta prohibido tomarlo en la calle; andar borracho por la calle puede ser motivo de detención. Conducir con más de una cerveza encima puede ser motivo de una multa elevadísima y con unas copas de más, supone 21 días de cárcel y la retirada del carné por dos años. En Noruega esta considerado un crimen gravísimo que alguien borracho atropelle a alguien en un accidente.
Todo el mundo te sonríe; en los comercios, tiendas, en la calle cuando le preguntas algo. Vale una anécdota, en un centro de informaciones, fuimos a consultar donde se tomaba el bus para ir al aeropuerto, la señorita que nos atendió con una sonrisa de oreja a oreja nos dio toda la información; desde el aeropuerto de salida, número de vuelo, lugar de donde salían los buses, plataformas, horarios, precios, etc.
Y hablando de horarios, se almuerza a las 12, 12,30 hrs, algo livianito, por lo general una ensalada o una sopa en 20/30 minutos aprox. y vuelta a la oficina; y se cena a las 17, 17,30 horas, después al gym, al cine, al teatro, a un concierto, a tomar un café o a leer y mirar TV. Horario ideal.
En un mercadito cuando fuimos a comprar para cenar, (nada de comer afuera, desayuno, almuerzo y cena en el departamento) y compramos una crema de leche, el cajero nos dijo que nos cobraba la mitad del precio de la crema porque ¡vencía a los 48 horas!
Los precios a tener en cuenta (Son en coronas, están pasados a euros al cambio de 10 kr = € 1,20 )
Boleto de bus, tranvía €4.8- (un solo tramo, ida)
El boleto de metro cuesta € 3,24
Plato de pastas en un restaurante desde los €15.-
Plato de pescado, desde los € 18.-
Plato de carne de vaca desde los € 28 a € 35.-
Botellita de agua mineral de 33cl € 4,90
Vaso de cerveza € desde los € 6,50
Una pizza individual desde los € 18.-
Botella de vino en un restaurante, desde los € 34.-
400 grs. de salmón (una bandejita) en un supermercado € 4,70
400 grs de carne de vaca € 22.-
Una barra de pan con cereales € 3,80
2 cafés expresos y 2 muffins de vainilla € 12.-
Un menú Mc Donald’s € 9.-
Entrada al Museo Vikingo € 7,20
En el viaje al trampolín de esquí de Holmenkollen (Dos estaciones en metro, luego bus) me puse a charlar con una jovencísima madre que llevaba su niña en un cochecito y me contó algunos secretos de la política social. Rescato algunos conceptos; una madre noruega puede tomarse 46 semanas (11 meses y medio) de baja por maternidad con el 100% del sueldo o 56 semanas (14 meses) con el 80% y el permiso comienza 21 días antes de la fecha del parto. El padre puede tomarse 10 semanas (2 meses y medio) con el 100% del salario para cuidar a su hijo.
Hay muchas madres que le ceden al marido unos meses de la baja por maternidad, o sea seis meses ella, luego 2 meses él y luego ella otra vez. “Una de las diferencias es que en Noruega podes pasar mucho más tiempo con los niños y no sentís la presión de tener que ir atrabajar y no saber quien lo va a cuidar siendo tan pequeño.” Explica moviendo sus manos. Y continúa:
“Por semana se trabajan 37,5 horas, así que a las 16,30 o 17 horas todos están en la calle rumbo a sus casas para disfrutar de la vida al aire libre en primavera-verano (20º) y/o de actividades culturales en otoño-invierno cuando hay menos horas de luz y hace mucho frío (- 4º/ -8º) o sencillamente te quedas en tu casa al lado del hogar leyendo un buen libro. Las vacaciones son cinco semanas al año y tenés 20 días de baja, por año, sin justificar por enfermedad de los niños”.
Ante la consulta de “cómo hacen” respondió que no pasar largas horas desayunando o almorzando es fundamental para regular la jornada laboral; poder salir a horario y disfrutar más de la familia y de tu casa.
Ya casi llegando y antes de bajarse, dijo a modo de cierre, desde el año 2009 está garantizada por ley una plaza en los jardines de infantes para niños de uno a cinco años. “Pero ojo”, nos dice “el estado se queda con el 47% de tu sueldo”, es el mismo estado que paga € 120 euros mensuales por hijo hasta los 18 años. Adoro este país, no lo cambiaria por nada del mundo. Saludó, agarró el cochecito con su niña y se bajó.
En fin, hoy escribiendo, sigo pensando en lo que hablamos y en todo lo que vi; que por razones de extensión voy a intentar resumir; pero las casas sin rejas, (no existen las rejas, solo para ornamentación o adorno), no hay policías por las calles y no suenan las bocinas, cada uno espera su paso. El placer que significa sentarse en un café o en un barcito lleno de gente, a tomar un capuchino con un muffin, pero que nadie grite ni levanta el tono de voz; el saber que para visitar la Galería Nacional para ver a Edvard Munch y su “El Grito” (entre otros de cientos de cuadros) no haya que pagar nada o que cuando estés en medio de la calle con un mapa, te pare alguien para preguntarte si necesitas ayuda, eso hace que Oslo, sea una ciudad distinta, quizá el modelo a seguir o suena utópico pensarlo o desearlo, tal vez en mucho años, y, también me hace pensar que estando tan cerca, estamos muy, pero muy lejos.
Esta reflexión final concuerda y mucho con la que escribí el año pasado luego de visitar Estocolmo, Suecia.
Comencemos por el principio.
El paisaje urbano nórdico es extenso. La población opta por un modelo de urbanismo disperso: centros de ciudad ajardinados y repletos de ofertas culturales y alrededor, en círculos concéntricos, se asienta la población en casas unifamiliares acondicionadas para el rigor climático y las bajas temperaturas. Oslo es el ejemplo más claro de ello. Alrededor de la arteria principal, la Karl Johans Gate, se produce la actividad de los diferentes sectores: el político con el ayuntamiento o Radhus como centro más evidente, la zona del puerto con su amplia zona gastronómica, de ocio y esparcimiento, el religioso con la catedral o Domkirke, construida en el siglo XVII, el universitario, el cultural con sus museos, salas de exposiciones, teatros y Opera y el monárquico, con el Palacio Real como edificio más representativo. La monarquía es una de las instituciones más idolatradas por el orgulloso pueblo noruego.
Oslo es una ciudad donde se prioriza el estudio y el aprendizaje. Centros culturales y educativos se puedan observar por doquier.
Y la gente, como dice la guía de viajes, pareciera que vive en el siglo XXIII, no solo por el nivel de vida, sino por el concepto de respeto y cuidado a su propia sociedad, al semejante y a la naturaleza.
Si hay algo que me llamó la atención es la limpieza en sus calles veredas, parques y paseos, simplemente brillan, y sobre todo la limpieza del agua de mar; en el puerto donde están amarrados los veleros y barcos, donde entran y salen los ferries, no se ve una sola mancha de aceite o combustible, ni una hoja, ni un papel; nada. En los canales aledaños se ven las medusas y hasta el pedregoso fondo. Absolutamente nada se tira al mar. La protección del medio ambiente, es prioridad de toda la sociedad. Todas las casas tienen baño químico, porque como ya dije, no se puede verter nada al mar. El mismo sentimiento ecológico se aplica con el cada vez mayor uso de los autos eléctricos, en varios puntos de la ciudad hay playas de estacionamiento de coches enchufados cargándose.
Respecto de la ropa; cada uno se viste como se le da la gana, de manera casual y la constante; nadie mira a los demás que tienen puesto, la gente anda por la calle vestida con ropas prácticas, funcionales y cómodas acorde a la temperatura. Zapatillas, botas, vaqueros, camisas sueltas, remeras largas, camperas superpuestas, bufandas. Es muy común ver temprano por la mañana mucha gente yendo a su puesto de trabajo, con un café en la mano, o comiendo una fruta o un sándwich, o ver contingentes de adolescente rumbo al colegio, comiendo panes con dulce por la calle, bollos artesanales, fruta o yogurt (algo realmente impensable aquí en Madrid). Y señores trajeados con maletín o mochila, sobre la espalda, en bicicleta. La ciudad es un enjambre de líneas de metro, buses y tranvías, (y ferries con distintas conexiones) que te llevan y te traen a cualquier punto de la ciudad, pero aun así, mucha gente opta por la bicicleta, en todas las esquinas están los estacionamientos.
Un tema aparte con el alcohol, es carísimo y su venta esta regulada por el estado, lo venden en tiendas especializadas y esta prohibido tomarlo en la calle; andar borracho por la calle puede ser motivo de detención. Conducir con más de una cerveza encima puede ser motivo de una multa elevadísima y con unas copas de más, supone 21 días de cárcel y la retirada del carné por dos años. En Noruega esta considerado un crimen gravísimo que alguien borracho atropelle a alguien en un accidente.
Todo el mundo te sonríe; en los comercios, tiendas, en la calle cuando le preguntas algo. Vale una anécdota, en un centro de informaciones, fuimos a consultar donde se tomaba el bus para ir al aeropuerto, la señorita que nos atendió con una sonrisa de oreja a oreja nos dio toda la información; desde el aeropuerto de salida, número de vuelo, lugar de donde salían los buses, plataformas, horarios, precios, etc.
Y hablando de horarios, se almuerza a las 12, 12,30 hrs, algo livianito, por lo general una ensalada o una sopa en 20/30 minutos aprox. y vuelta a la oficina; y se cena a las 17, 17,30 horas, después al gym, al cine, al teatro, a un concierto, a tomar un café o a leer y mirar TV. Horario ideal.
En un mercadito cuando fuimos a comprar para cenar, (nada de comer afuera, desayuno, almuerzo y cena en el departamento) y compramos una crema de leche, el cajero nos dijo que nos cobraba la mitad del precio de la crema porque ¡vencía a los 48 horas!
Los precios a tener en cuenta (Son en coronas, están pasados a euros al cambio de 10 kr = € 1,20 )
Boleto de bus, tranvía €4.8- (un solo tramo, ida)
El boleto de metro cuesta € 3,24
Plato de pastas en un restaurante desde los €15.-
Plato de pescado, desde los € 18.-
Plato de carne de vaca desde los € 28 a € 35.-
Botellita de agua mineral de 33cl € 4,90
Vaso de cerveza € desde los € 6,50
Una pizza individual desde los € 18.-
Botella de vino en un restaurante, desde los € 34.-
400 grs. de salmón (una bandejita) en un supermercado € 4,70
400 grs de carne de vaca € 22.-
Una barra de pan con cereales € 3,80
2 cafés expresos y 2 muffins de vainilla € 12.-
Un menú Mc Donald’s € 9.-
Entrada al Museo Vikingo € 7,20
En el viaje al trampolín de esquí de Holmenkollen (Dos estaciones en metro, luego bus) me puse a charlar con una jovencísima madre que llevaba su niña en un cochecito y me contó algunos secretos de la política social. Rescato algunos conceptos; una madre noruega puede tomarse 46 semanas (11 meses y medio) de baja por maternidad con el 100% del sueldo o 56 semanas (14 meses) con el 80% y el permiso comienza 21 días antes de la fecha del parto. El padre puede tomarse 10 semanas (2 meses y medio) con el 100% del salario para cuidar a su hijo.
Hay muchas madres que le ceden al marido unos meses de la baja por maternidad, o sea seis meses ella, luego 2 meses él y luego ella otra vez. “Una de las diferencias es que en Noruega podes pasar mucho más tiempo con los niños y no sentís la presión de tener que ir atrabajar y no saber quien lo va a cuidar siendo tan pequeño.” Explica moviendo sus manos. Y continúa:
“Por semana se trabajan 37,5 horas, así que a las 16,30 o 17 horas todos están en la calle rumbo a sus casas para disfrutar de la vida al aire libre en primavera-verano (20º) y/o de actividades culturales en otoño-invierno cuando hay menos horas de luz y hace mucho frío (- 4º/ -8º) o sencillamente te quedas en tu casa al lado del hogar leyendo un buen libro. Las vacaciones son cinco semanas al año y tenés 20 días de baja, por año, sin justificar por enfermedad de los niños”.
Ante la consulta de “cómo hacen” respondió que no pasar largas horas desayunando o almorzando es fundamental para regular la jornada laboral; poder salir a horario y disfrutar más de la familia y de tu casa.
Ya casi llegando y antes de bajarse, dijo a modo de cierre, desde el año 2009 está garantizada por ley una plaza en los jardines de infantes para niños de uno a cinco años. “Pero ojo”, nos dice “el estado se queda con el 47% de tu sueldo”, es el mismo estado que paga € 120 euros mensuales por hijo hasta los 18 años. Adoro este país, no lo cambiaria por nada del mundo. Saludó, agarró el cochecito con su niña y se bajó.
En fin, hoy escribiendo, sigo pensando en lo que hablamos y en todo lo que vi; que por razones de extensión voy a intentar resumir; pero las casas sin rejas, (no existen las rejas, solo para ornamentación o adorno), no hay policías por las calles y no suenan las bocinas, cada uno espera su paso. El placer que significa sentarse en un café o en un barcito lleno de gente, a tomar un capuchino con un muffin, pero que nadie grite ni levanta el tono de voz; el saber que para visitar la Galería Nacional para ver a Edvard Munch y su “El Grito” (entre otros de cientos de cuadros) no haya que pagar nada o que cuando estés en medio de la calle con un mapa, te pare alguien para preguntarte si necesitas ayuda, eso hace que Oslo, sea una ciudad distinta, quizá el modelo a seguir o suena utópico pensarlo o desearlo, tal vez en mucho años, y, también me hace pensar que estando tan cerca, estamos muy, pero muy lejos.
Fotos de arriba hacia abajo;
-Grand Hotel.
-El Parlamento.
-Universidad de Oslo.
-Teatro Nacional.
-Afiche de El Grito, de Munch, en la entrada de la Galería Nacional.
-Calle principal Karl Johans Gate.
-Cambio de guardia frente al Palacio de los Reyes.
-Parque Museo al aire libre Vigueland.
-Complejo escultórico en el parque Vigueland.
-Museo de los barcos vikingos.
-Trampolin de saltos Holmenkollen.
-Automóviles eléctricos enchufados en una calle de Oslo.
8 comentarios:
Que lindo relato. Que buena descripcion de una sociedad que evidentemente esta...un paso mas alla. En muchas cosas, leia y pensaba... Holanda es igual. Creo que los paises escandinavos, Alemania, Holanda... comparten cierta manera de ver la vida. Claro que algunos estan mas alla (aca no te dan un año con goce de sueldo cuando sos madre). A mi hoy me parece una cosa natural, pero me acuerdo que cuando llegue aca no entendia como era que la gente (mi marido) dejaba que el estado le saque un porcentaje tan alto del sueldo (cuanto ms ganas, mas te saca) en impuestos a la ganancia y demases... que despues se reinvierte en subsidios y otras cosas para ayudar a los que tienen menos y asi "balancear' un poco la sociedad... pero me preguntaba yo... cuantos de los que vivimos en otras partes del mundo (pienso ARG) sin chistar, ni protestar daria sin pensar un porcentaje asi de alto (que en realidad no lo das, no lo ves nunca, no llega nunca a tu cuenta bancaria...) para ayudar al projimo...
Hay una cuestion de mentalidad y etica de trabajo muy distinta. Pero tambien no nos olvidemos que estas sociedades que viven tan bien materialmente hablando, tienen porcentajes altisimos de suicidios, depresion, soledad, etc...
Al final es siempre lo mismo... si uno pudiera lograr un balance entre lo bueno del norte y lo bueno del sur...
Impresionante Oslo. La verdad que disfrute mucho el viaje.
Antes de ir unos amigos me dijeron que me iba a estresar de lo aburrido que era.
Si eso es aburrirte, quisiera aburrirme por el resto de mi vida. Me gusta ese estilo de vida, me gusta la tranquilidad, el poder planear a AÑOS y no a meses. Cuando viaje a Estocolmo me encantó, cuando viaje a Oslo termine de convencerme: "los nordicos tienen la clave".
Muchas gracias Mariana. Es cierto que hay un grupo de paises que estan uno o dos pasos mas allá y que eso se logra con sacrificio de todos por igual, ayudado por una cuestion de mentalidad, cultura y etica. Y tambien es cierto lo de las altas tasas de suicidios, como es el caso de suecia. pero que bueno seria vivir en una sociedad que respeta y ayuda al projimo ¿no?Lo del balance estaria muy bien.
Gracias por tu comentario.
Gera, lo de aburrido ya se lo escuché decir a gente amiga respecto de otros países europeos, (como suiza, suecia, luxemburgo o belgica) pareciera que todo lo que no sea joda, fiesta y cañas de cerveza, no existe. En fin. Prefiero el aburrimiento y todas sus opciones.
Gracias por los comentarios!
saludos y que tengan una muy buena semana!
Omar
Simplemente, magnifico, que sociedad,me emociona tu relato y me llena de verguenza la sociedad en la que vivimos nosotros, si uds. estan lejos, imaginate aca en Argentima estamos re lejos, sin palabras.-
Gracias por compartir tus experiencias con nosotros y dejarnos conocer lo bien que viven en otras sociedades.-
Alicia, muchas gracias por tu comentario. Creo que todo tiene un por qué, y es el hecho de cada sociedad es diferente y distinta, con sus cosas buenas y malas. Y como bien dijo MAriana, lo ideal seria poder encontrar un punto de equilibrio entre lo bueno del norte y lo bueno del sur. Sólo será cuestión de que la sociedad se lo proponga y así trabajemos juntos para lograrlo.
Un afectuoso saludo.
Omar
Quiero vivir ahi!!!
Que increible todo lo que contas, los precios me parecen elevados, pero el estilo de vida lo justifica, que mas te da!
Eso si es primer mundo!
Saludos.
Qué lindoooo!
Y qué bien que relataste todo, Omar, invitabas a ira Oslo!!!
Me sorprendió el precio de la comida, caro con respecto a Londres y carísimo con respecto a Madrid, no?
Cheli, comparto tu deseo, a mi también me gustaría vivir ahí!!!! Aunque sea un tiempo, un par de años tal vez. La experiencia de vivir en un pais nordico debe ser fascinante. En fin, ya veremos que nos depara el destino. Gracias por comentar!!
Alicia; si sentiste que el post era una invitación a visitar Oslo, significa que la intención quedó plasmada en el escrito!!! Ojala puedas ir algun día!! Respecto de los precios, sí, es carísimo, la comida en el supermercado es un poquito mas economica que en esos locales que están abiertos las 24 horas y que te sacan de apuro, pero asi te cobran.
Gracias y e alegro que te haya gustado.
Saludos y que tengan un muy buen día!
Omar
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