Afortunadamente, hay más vida
para "Mad Men" y, sobre todo, mucha expectación. Es la
responsabilidad de reconocerse como la mejor serie de la televisión actual,
ganadora de mil premios y una devoción ganada poco a poco y consolidada con la
prestancia de los clásicos.
Adoramos a Don Draper, el sagaz
publicista y doncel doliente del Madison Avenue sesentero, interpretado
magistralmente por Jon Hamm. Pero también amamos a ellas. Hoy expresamos
adoración por las chicas de "Mad Men". Las mad women, tres mujeres
que representan uno de los temas básicos de la serie: el papel del sexo
femenino en aquellos tiempos y la urgencia de superarlo.
Trío de mujeres adecuadamente
complejas, aquejadas de contradicciones, y tan hipnóticas como el drama que
protagonizan.
La callada, misteriosa Peggy,
secretaria de escondidas ambiciones y escaso atractivo, ha sido el personaje de
mayor recorrido de "Mad Men".
El rostro de la singular
Elisabeth Moss nos ha contado una ascensión social en toda regla; una
Cenicienta extraña y errática, que se lame el sinsabor con la promesa del
mañana.
Grandes momentos ha tenido
muchos, especialmente en la pasada temporada.
En el episodio "The
Suitcase", se las veía con Don Draper, dentro de un duelo emocionante. Los
dos seres pivote de "Mad Men", por fin a solas.
Pero Peggy ha sido, ante todo,
historia con Pete. El amor entre el heredero y la desheredada, el chico del
country club y la nena de Brooklyn; en medio, amor express en el sofá, un
embarazo no deseado y un sinfín de reproches.
En la escena televisiva más
hermosa que recuerdo, Peggy y Pete se despedían en silencio.
Ambos, con una vida distinta. Él,
preso de las convenciones sociales. Ella, con un nuevo mundo a sus pies.
Son muchos los que piensan que el
último Emmy a la mejor actriz debió ser suyo. ¿Quizá ganará el siguiente?
El primer episodio de "Mad
Men" culminaba con la revelación de una casa en las afueras.
Allí era donde vivía la señora de
Don Draper, la infeliz Betty.
Agudo retrato de histeria y
desesperación femenina, Betty nos conquistó cuando la emprendía a tiros con
unos pájaros, momento emblemático de "Mad Men".
Engañada y obviada por el
mujeriego de su marido, la ebullición íntima de Betty ha sido asombrosa, desde su relación con aquel niño hasta su
última declaración de independencia y posterior divorcio.
De Betty Draper a Betty Francis. Pero
parece que no hay descanso para Betty y, en los últimos tiempos de "Mad
Men", se la ha visto amargada e insufrible.
Una melancolía incurable devenida
en furia y rencor.
En la última secuencia que la
vimos, descansaba su tristeza en la casa que estaba a punto de abandonar.
Betty Draper-Francis ha sido ese
amuleto que cualquier actriz deseara. Un personaje que la hace mejor de lo que
nunca concibió llegar a ser.
Si la presencia de Jon Hamm deja
sin aliento, los hipos los quita Joan Holloway, la imponente jefa de
secretarias, guiaba los pasos de Peggy en los primeros episodios de "Mad
Men".
Joan Holloway, la imponente jefa
de secretarias, guiaba los pasos de Peggy en los primeros episodios de
"Mad Men".
Le relataba las políticas
machistas y los pecados veniales que debía soportar.
Desde la cama de Roger Sterling
hasta las citas de madrugada, culminando en un matrimonio que parecía un bonito
The End.
Cuando el Doctor Harris insistía
en tirársela en el suelo de la oficina, nos quedó claro que todo final feliz
tiene un toque de oscuridad.
Lo último que supimos de Joan
consistía en llamadas telefónicas a Vietnam y un enigmático embarazo.
Christina Hendricks era cara
habitual de series y películas, pero su aparición en "Mad Men" la
convirtió en una de las mujeres más deseadas del mundo.
"¿Cómo se tiene en
pie?", preguntaba un empresario japonés en "Mad Men". En otra
secuencia, Pete y los suyos se cuadraban militarmente cuando la veían
agacharse.
Jon Hamm la ha definido como un
nuevo modelo de mujer. Cuando, en realidad, es la mujer de toda la vida.
La voluptuosidad de la Hendricks
y su matizada interpretación la han hecho una mujer larger-than-life.
No hay duda de que las filtradas
fotos de sus súper pechos significan mejor promoción para la serie que
cualquier affiche glamouroso.
Más mujeres y más historias
habitan en el generoso puzzle de "Mad Men", al que no podemos esperar
para volver a recomponer.
Una serie para sentir, intuir,
respirar, donde la Historia y el drama personal se enlazan a la perfección.
Mantener el nivel es su desafío,
pero nunca ha dejado de sorprendernos y superarse a sí misma.
fuente: revista Fotograma